«Hedor en Jackson Hole»: Una sátira grotesca del horror y la humanidad
A mi amiga Marina "Miyuki" Valderas le gustó mi bolsilibro de terror. Me comentó que escribiría una reseña, y así lo hizo. El problema surgió cuando se dio cuenta de que no tenía realmente dónde publicarla. Entonces que le dije que podríamos compartirla en este mismo blog. Espero que os guste. A mí me ha maravillado:
Alfonso M. González, firmando como Alan Dick Jr., su seudónimo para bolsilibros, se adentra por primera vez en el terror. Nos entrega con Hedor en Jackson Hole una obra que trasciende las convenciones del género, fusionando sátira, humor negro y crítica social con una narrativa inquietante. Ambientado en un rodaje de cine de bajo presupuesto, la novelita toca no solo los horrores ficticios de unos hombres lobos malditos, sino también los monstruos cotidianos que habitan en la ambición, la desesperación y lo absurdo de la condición humana.
Discurso mordaz del cine de serie B
Desde su primera página, el libro establece un tono paródico, burlándose con precisión de las limitaciones y las dinámicas caóticas de las producciones de terror baratas. El director egocéntrico, los actores adolescentes plagados de inseguridades y los diálogos voluntariamente forzados reflejan un conocimiento íntimo del cine de bajo presupuesto, mientras que las descripciones macabras y los diálogos desmedidos dejan claro que Dick Jr. no teme llevar su crítica al extremo.
El terror como herramienta de introspección
A pesar de su naturaleza un tanto burlesca, la obra no se limita a una simple caricatura. El verdadero terror puede no radicar en el supuesto licántropo que acecha, sino en las interacciones humanas que lo rodean: la falta de ética, la indiferencia ante la tragedia y la capacidad del ser humano para adaptarse al caos como si fuera algo cotidiano. El relato nos recuerda que el verdadero monstruo no siempre tiene colmillos...
Personajes entre el estereotipo y la profundidad
Cada personaje encarna un arquetipo del género de terror, pero Alfonso logra insuflarles una humanidad cruda. Desde la ambiciosa pero traumatizada actriz hasta el técnico de sonido cuya aparente inocencia podría ocultar secretos, los personajes evolucionan de manera orgánica, dejando a muchos lectores con más preguntas que respuestas. Su destino, que se va vinculando a los eventos de la película que ruedan, establece una conexión inquietante entre ficción y realidad.
Una prosa macabra y efectiva
La narrativa de Hedor en Jackson Hole no se disculpa por ser explícita. Sus descripciones viscerales y su lenguaje directo provocan tanto desasosiego como fascinación. Sin embargo, Alfonso evita el sensacionalismo vacío, empleando lo escabroso como una herramienta para amplificar el absurdo inherente a sus temas. Al mismo tiempo, los momentos de humor negro equilibran la crudeza con ingenio.
Crítica social bajo el disfraz del horror
El libro va más allá de una premisa superficial para ofrecer una reflexión sobre el entretenimiento y al consumismo cultural. El rodaje de la película, con su explotación de jóvenes y su indiferencia hacia la moralidad, es un espejo de las dinámicas laborales y creativas contemporáneas. La obsesión por "terminar la película" a pesar de los que sucede alrededor resalta la deshumanización de una industria obsesionada con el producto final.
Conclusión
Hedor en Jackson Hole desafía las expectativas del lector. A través de su mezcla de humor, horror y sátira, Alfonso M. González no solo rinde homenaje a las constantes del cine de serie B, sino que los utiliza como vehículo para explorar la naturaleza humana y las absurdas contradicciones de nuestras prioridades.
Perturbadora, reflexiva y, a ratos, hilarante, esta novela es una experiencia literaria tan incómoda como inolvidable.
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