«Muere, cariño, muere» es la novela de Silver Kane que Hitchcock deseaba adaptar al cine
Se dice que los buenos sabuesos nunca abandonan un rastro prometedor. A veces, descubrir algo, encontrar una pista o seguir unas pesquisas puede resultar difícil, especialmente cuando no parecen conducir a ninguna parte. Sin embargo, he sido persistente. He logrado resolver este caso particular y he encontrado lo que muchos consideraban el Santo Grial de los bolsilibros patrios.
Sí, me refiero a la pequeña novela que Alfred Hitchcock intentó adaptar a la gran pantalla. Uno de esos libros de quiosco de la literatura popular española que estuvo a punto de convertirse en una película del maestro del suspense.
¿Quién era su autor? Francisco González Ledesma, más conocido en aquellos tiempos como Silver Kane.
Probablemente recordaréis que os hablé de todo esto hace unos meses. Por si hay alguien despistado, el autor reveló en varias entrevistas que Hitchcock intentó comprar los derechos de uno de sus bolsilibros para adaptarlo al cine. Según el propio Ledesma, hubo problemas con el gremio de guionistas americanos y la operación no llegó a fructificar.
No solo eso, en mi investigación particular, buceando por entrevistas, sitios web y demás material relacionado con este gran escritor, conseguí encontrar un lugar donde mencionaba el nombre de la novela en cuestión. Él la llamó Las casas gemelas. El problema era que no existe ninguna obra de González Ledesma con ese título.
Por lo tanto, el misterio estaba servido. ¿Cuál era realmente el libro de Silver Kane que Alfred Hitchcock intentó llevar al cine? ¿Quizá le cambiaron el título en Bruguera cuando lo publicaron? ¿Le fallaba la memoria al bueno de Ledesma? O incluso, ¿no sería todo una broma de un experto en la ficción como él?
Amigos, todas esas preguntas quedaron atrás. El libro en cuestión, la novela corta, el bolsilibro cuyos derechos Hitchcock trató de comprar para llevarlo a Hollywood fue:
MUERE, CARIÑO, MUERE
La tarea parecía, en apariencia, sencilla. Conocíamos la premisa por el propio González Ledesma, quien dijo lo siguiente acerca de la obra que nos ocupa:
(Aproximadamente era esta: dos hermanas gemelas se casan con dos hermanos gemelos el mismo día y pasan la noche de bodas en dos casas también gemelas. Matan a una de las hermanas, pero no es posible precisar quién es, porque todos los escenarios y personas parecen los mismos. Eso hubiera desencadenado el clásico juego hitchcockiano de los equívocos)
Por lo tanto, solo teníamos que buscar entre los bolsilibros del autor uno que encajara más o menos con esa trama.
¿Fácil, verdad?
Lo sería si no fuera porque Silver Kane, que era el seudónimo más comúnmente usado por el escritor, tuvo una producción casi inabarcable.
Como muchos sabréis, los autores de bolsilibros, sobre todo los que tenían éxito, llegaban a acumular una cantidad de obras tan abundante que, visto a día de hoy, parece cosa de locos. Editoriales como Bruguera sometieron a sus “currantes de la palabra” a unos plazos de entrega férreos y casi inhumanos, llegando algunos de ellos a escribir más de tres novelas al mes.
Así que había que buscar ese argumento de las casas gemelas entre los cientos de novelitas que tiene González Ledesma. En este caso, del género de novela negra o policiaca… ¡al menos podíamos descartar todos sus innumerables westerns!
No era sencillo. Otra de las pruebas que acreditan la dificultad de este asunto es que, a pesar de que la leyenda de Hitchcock y Kane era conocida por muchos aficionados, ninguno, ni siquiera en nichos de la novela popular, había dado todavía con ella y conseguido localizarla. O, al menos, si preguntabas o buscabas información, no ibas a encontrar la respuesta…
O sea, un trabajo de fe. A leer y a cruzar los dedos para que el bolsilibro en cuestión existiese.
Que ese teórico Las casas gemelas al que aludía Ledesma fuese publicado con otro título por la editorial, y que tuviésemos la suerte de hallarlo.
Tal vez todavía estaríamos en ello. Pero gracias al amigo José Elena, quien leyó el artículo anterior donde exponía este ‘misterio’, nos avisó y nos puso tras la pista de lo que buscábamos. Como no pudo contactar conmigo a través de este blog (aunque en el apartado Autor está mi página personal con mi correo electrónico), lo hizo gracias al amigo común, Stéphane Venanzi.
¡Y al fin lo logramos gracias a él! Me atrevo a afirmar, casi sin ningún género de dudas, que el bolsilibro del que hablaba y en el que Hitchcock estaba interesado es Muere, cariño, muere.
Para más datos, me refiero al número 430 de la colección Servicio Secreto, publicado por Bruguera en 1958.
LAS PRUEBAS DEL CRIMEN
Los que os fijáis en los detalles tal vez habéis notado que estoy hablando tanto en plural como en singular. Y existe un motivo para ello. Aunque me embarqué en esta labor detectivesca en solitario, he recibido la ayuda de varios amigos y compañeros del mundillo.
Uno de ellos, en realidad el más destacado, ha sido Manuel García. Se trata de uno de los mayores coleccionistas y expertos en bolsilibros que conozco. Además de que nos une una amistad, Manuel es de la provincia de Barcelona, y esa cercanía geográfica ha hecho que coincidiéramos en más de una ocasión en varios eventos relacionados con el pulp y la literatura de quiosco patria.
Manuel García tiene en su biblioteca colecciones de bolsilibros completas. Y estoy hablando, para quien no sepa mucho del tema, de colecciones que en algunas ocasiones están por encima de los mil números. ¡Ya os podéis hacer una idea de su arsenal bolsilibresco!
Por lo tanto, Manuel ha sido mi gran aliado en esta búsqueda del bolsilibro de Silver Kane que Hitchcock pudo llegar a adaptar al cine.
Una vez descartado que no existía ninguno que se llamase Las casas gemelas, habíamos dado por hecho que debía ser uno con otro título. La lógica nos llevaba a imaginar que Ledesma no recordase el nombre concreto de la novelita, o bien que ese fuese el título original con el que él entregó el manuscrito y que la editorial lo cambió por motivos comerciales.
Sí, sé que os puede parecer muy fácil recordar el título de un libro que hubierais escrito. Eso sería en caso de ser un escritor, digamos que normal, en cuanto a número de obras. Pero es que Silver Kane debe de tener más de mil publicadas. ¿A que ahora ya no nos parecería tan sencillo recordar los títulos de todos vuestros libros?
De modo que al principio la operación de sabuesos tras la pista del bolsilibro era buscar novelas que tuviesen la palabra “casa”, quizá la palabra “gemela”… o tal vez diversas variantes o sinónimos que pudieran vincularlas a la trama que Ledesma describía.
Y con una vasta e ingente cantidad de publicados, lo cierto es que había unos cuantos que invitaban a pensar que podía tratarse del señalado. Sin embargo, íbamos descartando uno tras otro al leerlos y comprobar que no tenían nada que ver con ese argumento del asesinato en las casas gemelas o idénticas.
Así que llegó un momento que era casi cuestión de azar. Ir leyendo y casi rezando para que un día apareciese el bolsilibro que buscábamos. De hecho, que sea Muere, cariño, muere demuestra que el título no era una pista tan clara que pudiera llevarnos a atar cabos. Aunque ahora, sabiéndolo, puede parecer casi evidente, con la cantidad de novelas de este género que escribió el autor y los títulos similares… ¡no era ni mucho menos sencillo!
No obstante, vosotros, como clientes virtuales de esta particular investigación, pedís pruebas fehacientes. ¿Cómo puedo demostrar que Muere, cariño, muere es finalmente la obra que llamó la atención a Hitchcock?
LA SOMBRA DE UNA DUDA
Supongo que os haré una reseña de Muere, cariño, muere, aunque no es mi intención en este artículo. Lo que pretendo es anunciar que considero que hemos encontrado la novelita en cuestión y demostraros por qué podemos dar esta búsqueda por finalizada.
Sin embargo, los grandes misterios nunca acaban de cerrarse y, si nos ponemos exquisitos, podemos encontrar algunas fisuras en esta afirmación de que el bolsilibro es Muere, cariño, muere.
Recordemos que Ledesma dijo que en su novela, la que Hitchcock intentó comprar, “dos hermanas gemelas se casan con dos hermanos gemelos el mismo día y se van a pasar la noche de bodas a dos casas también gemelas”.
Y sí, en Muere, cariño, muere hay sendas bodas el mismo día y los dos matrimonios se van a disfrutar de la noche de nupcias a dos casas gemelas, o idénticas. Una en frente de la otra, además.
¿En cuántos libros podríamos encontrar algo así? Pocos o ninguno, ¿no es cierto? ¿Y en cuántos bolsilibros de Silver Kane podríamos hallar una premisa similar? Yo apostaría que solo en Muere, cariño, muere, que es el que nos tiene entretenidos.
Paco Ledesma también nos aseguró que “Matan a una de las hermanas, pero no resulta posible precisar quién es, porque todos los escenarios y personas parecen los mismos. Eso hubiera desencadenado el clásico juego hitchcockiano de los equívocos.”
Y doy fe de que en Muere, cariño, muere una de las dos mujeres recién casadas es asesinada. Las casas son prácticamente idénticas y eso complica la situación, a la vez que nos mete en ese juego ambiguo tan del gusto de Hitchcock. Todo correcto y sigue cumpliendo esos requisitos tan especiales…
Entonces, ¿por qué dejo entrever que existe una sombra de duda? ¿Cuál es el motivo por el que insinúo que los misterios nunca se cierran del todo?
Porque hay algunas cosas que no cuadran por completo en Muere, cariño, muere. De lo que dijo Ledesma a lo que sucede en realidad en el bolsilibro encontramos aspectos y detalles que chirrían, o directamente que no coinciden con los que nos desveló el propio autor.
Recordemos: “dos hermanas gemelas se casan con dos hermanos gemelos el mismo día y se van a pasar la noche de bodas a dos casas también gemelas.”. Pues bien, en Muere, cariño, muere esas mujeres no son gemelas. Es más, no son ni siquiera hermanas. Son solo dos buenas amigas. Además, sus maridos tampoco son gemelos. Podríamos considerar que estamos ante dos personajes parecidos. Dos esposos que no despiertan especial atracción entre las correspondientes recién casadas y comparten determinados rasgos… ¡pero ni son hermanos, ni gemelos!
Y siendo franco con vosotros, lo de “Matan a una de las hermanas, pero no resulta posible precisar quién es, porque todos los escenarios y personas parecen los mismos. Eso hubiera desencadenado el clásico juego hitchcockiano de los equívocos” no sucede exactamente de ese modo en este Muere, cariño, muere…
Asesinan a una de las mujeres, pero se puede precisar en todo momento quién es ella. Los escenarios y personas podrían considerarse parecidos, pero no los mismos. Eso tampoco coincide al 100% con lo expuesto por Ledesma.
INSTINTO DE INVESTIGADOR
Por lo tanto, os preguntaréis, ¿es realmente Muere, cariño, muere el libro que captó la atención de Hitchcock? ¿Es de verdad este bolsilibro el que estábamos buscando?
Personalmente, pienso que sí. Que lo es.
Entonces, ¿por qué no coinciden todos los detalles? Para empezar, recordemos lo que dijo Ledesma con exactitud: “Y en cuanto a las historias policíacas, disfrutaba creando tramas. Alguna debió de resultar buena en parte, porque un agente me habló del interés de Alfred Hitchcock, nada menos, por una de mis tramas. Aproximadamente era ésta: dos hermanas gemelas se casan con dos hermanos gemelos el mismo…”
Fijaos que el gran Silver Kane dice ‘aproximadamente’. Punto importante. Más aún teniendo en cuenta que, con la cantidad de bolsilibros que escribió, sería natural que no recordase la totalidad de los pormenores de cada uno de ellos…
Si yo, que he escrito una decena de estas novelas cortas (he publicado hasta la fecha seis bolsilibros), ya tengo dificultades para recordar algunos detalles de situaciones y personajes… ¡no quiero imaginar qué pasaría si hubiese creado más de mil!
¿Por qué diría Francisco González Ledesma que son dos hermanas gemelas que se casan con dos hermanos gemelos? ¿Por qué lo hizo si en Muere, cariño, muere no es así? Pues, con casi toda seguridad, es porque habla de memoria.
Porque quizá es lo que recuerda. Porque tal vez, en su mente como autor, la premisa inicial era crear una situación con dos parejas gemelas y dos casas gemelas donde hubiese un crimen. Ese pudo ser el punto de partida creativo en su mente, no significa que los personajes tuviesen que ser finalmente gemelos. Es la semilla, la génesis… luego los detalles los cambiaría para adaptarlos a algo verosímil.
Es mi apuesta. Creo firmemente que Muere, cariño, muere es la novelita que buscábamos y es de la que habla Ledesma cuando se refería a la que quiso adquirir Hitchcock. Que haya detalles que no casan en su totalidad con lo que describió me parece comprensible.
Y más aún teniendo en cuenta que no es la primera vez que este escritor da datos un tanto vagos y, cuando menos, discutibles cuando habla de algunas de sus obras. Sobre todo en lo referente a novela popular de quiosco. Insisto en que la cantidad de títulos que produjo es desorbitada y que le bailen algunas circunstancias sería más que comprensible. Casi humano, me atrevo a decir.
El que sea más puntilloso tratará de argumentar que Muere, cariño, muere no puede ser el Santo Grial del que íbamos detrás al no cumplir todos los requisitos que detalló Ledesma. Y no podría rebatirle esa opinión. Aun así, yo creo que se equivoca.
¿De verdad aceptamos y creemos en la posibilidad de que habrá otro bolsilibro con ese argumento tan especial? ¿Con dos casas gemelas y también dos parejas de recién casados, ambas gemelas? Yo creo que no. Si algún día aparece alguien con las pruebas y con un libro de Silver Kane que encaje a la perfección con ese perfil, estaré encantado de reconocer mi error. Pero mi olfato como creador y las pruebas que tenemos sobre la mesa apuntan a que ya hemos cantado bingo con Muere, cariño, muere.
Y eso es todo, doy carpetazo. Creo que este hawkshaw de pacotilla que les habla se retira de momento dando por cerrado el caso.
¿Que hay en cuanto al bolsilibro en sí? ¿Qué tal está Muere, cariño, muere? Pues es una buena novelita. A mí me ha gustado y destila ese tono hitchcockiano que le va como anillo al dedo. Creo que tiene influencias de La ventana indiscreta e incluso de Crimen perfecto.
Pero eso ya es otra historia. Una que tendría que contaros si me lanzo a hacer la reseña correspondiente que debería escribir en breve.
¿Habrá antes un giro argumental en este misterio de Alfred Hitchcock y Silver Kane?
Yo creo que no; que podemos dar este caso por cerrado.
Alfonso M. González “Alan Dick, Jr."